miércoles 3 de julio de 2024

Yañee

Despertamos y la crisis sigue ahí

No necesitamos ser economistas, académicos o especialistas en las ciencias de la economía para vivir y opinar sobre la situación económica que cada uno de los bolivianos tenemos que enfrentar.

Más actual y caliente que nunca el cuento más corto y famoso de la literatura universal: Desperté y el dinosaurio seguía allí. Es el sello del escritor guatemalteco, Augusto Monterroso.

El cuento despertó todas las teorías, opiniones, aclaraciones, reflexiones en varias partes del mundo. Pero fue aclamado por los críticos por su precisión, su belleza y su enorme capacidad de síntesis.

Pero ahora podríamos aplicarlo en Bolivia, con el permiso y el respeto del dueño del cuentito: Despertamos y la crisis estaba ahí. La crisis económica que se la siente, se la ve y se la sufre ya de forma más intensa en los últimos días: no hay dólares, los precios de la canasta familiar han subido de forma considerable, el gas se acaba en los pozos, el diésel y la gasolina escasean, largas filas de vehículos para adquirir los litros respectivos, los medicamentos escasean y cuestan más caros, etc. O sea que cada día nos despertamos y ese dinosaurio de Monterroso, en nuestra crisis económica, que nos agobia, nos desespera y nos violenta.

Pero para el poder, especialmente para los ministros del área económica, que al parecer siguen durmiendo y se sueñan con abundancia, con sus sueldazos y que todo marcha bien en el Estado Plurinacional de Bolivia, y cuando despiertan la crisis económica ha desaparecido de la faz de este país. O sea, contrafraseando a Monterroso, diríamos con el poder: Despertamos y el dinosaurio ya se fue a Guatemala. Por lo tanto, hay que estar tranquilo y afinar el guion que vaya a inventar las otras realidades, las otras verdades, esas que no están en los mercados, en las farmacias, en los surtidores, en las calles, en las filas de personas desesperadas.

“¿Qué te parece dejar de crear ficciones y empezar a crear la realidad? Ya no se trata de mantener algo que ya existe, sino de inventar algo que todavía no existe”, planteaba Vadim Baranov, a quien le decían el mago del Kremlin, a Vladimir Putin, al poderoso presidente de Rusia, Vladimir Putin, que lleva más de dos décadas al frente del poder en ese gran país.

Si de eso se trata con el poder plurinacional de insistir e instalar la otra narrativa, así como lo hicieron con el guion del golpe de Estado, lo ocurrido en octubre-noviembre de 2019, cuando Evo Morales, renunció a la Presidencia y huyó a México, así como también sus principales colaboradores. El poder los quemaba y se salvaron.

Pues bien, no necesitamos ser economistas, académicos o especialistas en las ciencias de la economía para vivir y opinar sobre la situación económica que cada uno de los bolivianos tenemos que enfrentar, aunque algunos sectores, tienen el don del privilegio del poder que son tratados como reyes, recibiendo bonos, sueldazos, primas, publicidades, etc. Frente a ello hay esta invitación filosófica: “Di tu verdad tranquila y claramente. Evita ser cobarde y evasivo. No debe importarte que los demás no compartan tus convicciones. Decide ser extraordinario”, te pide de forma directa el filósofo griego, Epicteto.

Pero sí, hay una crisis económica presente, vigente, quemante y que nos viene apretando los bolsillos y ajustando los cinturones, realidad que los ministros de Planificación, Economía y Finanzas, Trabajo y otros aseguran y reiteran de forma permanente que si h ay crisis es importada y que la culpa es de la nueva derecha (Evo Morales) y la derecha tradicional (Mesa, Camacho, Quiroga, Doria Medina, etc).

¿Qué podemos hacer ante el discurso oficial del poder que niega la crisis económica y la realidad cotidiana de los mercados, de las caseritas, de los restaurantes, de las farmacias, en los cuales sus productos han sufrido modificaciones en sus precios, con la tendencia a seguir subiendo?

Pues no callarte, opinar, gritar, decirle a todo el mundo de la crítica situación en la que estamos viviendo y no creerle al poder ni una palabra de lo que diga, porque seríamos cómplices, e insistir hasta que el poder reaccione y aterrice a tierra.

“Callar es peor; todas las verdades silenciadas se vuelven venenosas”, nos invita el filósofo alemán, Friederich Nietzsche.

*La opinión expresada en este artículo es de exclusiva responsabilidad del autor y no representa una posición oficial de Visión 360.

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