martes 2 de julio de 2024

Exalcalde de La Paz y jurista

Juan del Granado: “Ya no podría postular a un tercer periodo, lo que es bueno”

EL líder del MSM explicó que buscará “acuerdos” con miras a fortalecer su sigla, de cara a las elecciones generales y subnacionales de los próximos años.
Juan Del Granado, exalcalde de La Paz e integrante de la comisión de Juristas Independientes, en entrevista con Visión 360. Foto: Paulo Lizárraga A.
Juan Del Granado, exalcalde de La Paz e integrante de la comisión de Juristas Independientes, en entrevista con Visión 360. Foto: Paulo Lizárraga A.

Juan Del Granado, exalcalde de la ciudad de La Paz y jurista independiente, ya hizo público su interés en reactivar el Movimiento Sin Miedo (MSM), con miras a los nuevos procesos eleccionarios que afrontará Bolivia en los siguientes dos años. No obstante, le queda claro que no podrá ser candidato a un tercer período municipal.

En entrevista con Visión 360, el exburgomaestre e integrante de la comisión de juristas independientes, consideró también que el país está lejos de tener una reforma judicial. Según dijo, para que ello ocurra debe haber una iniciativa de las fuerzas políticas y aspirar a un encuentro nacional para la reforma judicial.

¿Bolivia está más cerca o más lejos de tener una reforma judicial?

Intentamos una reforma judicial estructurada el año pasado, desde una iniciativa ciudadana de un grupo de juristas. Tuvimos una respuesta importante, más de 800 mil firmas, pero no las 1.500.000 que reclama la Constitución. Fue un momento en el que estuvimos muy próximos a la reforma y creo que no habiendo logrado aquello, y no encontrando ningún interés en el sistema político partidario, tanto en el oficialismo como en la oposición, más allá de que todos reclaman la reforma, creo que estamos lejos de la reforma.

Se dice que la justicia es obsecuente al Gobierno de turno; no solo se habla de este tema en la sociedad, sino en instituciones como la HRW y la OEA, en informes

Hay tres problemas centenarios, estructurales, son los que aquejan a nuestra administración de justicia. En primer lugar, su falta de independencia; es una justicia que no solamente está sujeta a los poderes económicos de la sociedad, sino que depende directamente del poder político gubernamental. La falta de independencia anula el servicio judicial.

En segundo lugar, es una justicia miserable –en el sentido más gráfico del término– porque no tiene recursos. El servicio judicial, un poder del Estado, tiene apenas menos del 0,5 por ciento del Presupuesto General de la Nación, ni siquiera el uno por ciento; entonces, con esa cantidad exigua de recursos tenemos un pésimo servicio judicial.

Y, en tercer lugar: tenemos una justicia para pocos. No hay acceso de la mayoría de la población a la justicia. Por tanto, es un servicio que, al no llegar a la población, se constituye en una práctica elitaria y una carencia muy grave para el conjunto de la convivencia social.

¿De qué factores depende que se haga realidad una reforma a la justicia?

Necesitamos una reforma constitucional, en primer lugar. Hay elementos de la justicia que, en sus deficiencias están en las deficiencias de la propia formulación constitucional. El voto popular no es una mala idea, no es necesariamente uno de los problemas, sino la forma de selección de los postulantes. No puede estar en manos de un órgano político partidario, como la Asamblea Legislativa, la selección de los postulantes.

Necesitamos un presupuesto judicial mínimo, no podemos estar con el 0,4 por ciento, necesitamos un mínimo del tres por ciento; pero ese tres por ciento, para no ser modificado en las leyes financieras anuales, tiene que ser de carácter constitucional, estar inscrito en la Constitución y, claro, tenemos que revalorizar tanto en la Constitución la justicia indígena originaria, como la justicia de paz, porque son mecanismos estos para logar acceso universal de la población a la resolución judicial de los conflictos.

“Más allá de que todos reclamen la reforma judicial, yo creo que estamos lejos de la reforma judicial”.

En medio de todo el escándalo del Parlamento, ¿qué solución plantearía para retomar las elecciones judiciales?

Tiene que venir un planteamiento desde la dirigencia política. Creo que el Gobierno todavía está en condiciones de convocar a un encuentro nacional para la reforma judicial. No podemos realmente esperar que, en las próximas elecciones nacionales, estemos sujetos a la buena voluntad de los partidos para que incorporen planteamientos de reforma en sus programas, que es lo primero que hemos abordado.

Requerimos un encuentro nacional, no solo entre oposición y oficialismo, sino entre las instituciones más representativas de la comunidad, como las universidades, los colegios de abogados, para que allí, sobre lo que se ha avanzado –porque tampoco estamos partiendo de cero, hubo varios eventos; los juristas independientes hicimos un planteamiento de reforma judicial– podamos ir a un encuentro nacional que formule los hitos principales de una reforma que tienen que ver con la independencia judicial, con la forma de nombramiento de magistrados, la carrera judicial, el presupuesto y la revalorización de la justicia indígena originaria y la puesta en vigencia de la justicia de paz.

¿Cómo evalúa el trabajo del Órgano Legislativo?

Tenemos deficiencias muy grandes en nuestro sistema político, que está integrado por los partidos políticos, la representación parlamentaria. Y esas deficiencias tienen que ver con la representación.

Si bien esa es la representación que tenemos, no hay una agenda legislativa propuesta ni por oficialismo ni por la oposición y, entonces, las deliberaciones políticas parlamentarias parecen ser más coyunturales; por ejemplo, hemos hablado de la reforma judicial: pareciera que en la Asamblea Legislativa no está inscrita la reforma judicial, y así como necesitamos un proceso de reforma judicial, hay varias reformas en la sociedad que tenemos que incorporar y que no parecen ser parte de ninguna preocupación parlamentaria. Y lo que tenemos a continuación es la pugna política cotidiana, que no toca los intereses de la población y, por tanto, va perdiendo sentido, vigor, representación parlamentaria.

“Estamos en un agotamiento de una propuesta estatal gubernamental como lo fue el MAS en el 2006”.

¿Cómo está la credibilidad de la sociedad, del ciudadano para con el político?

Está muy baja esa credibilidad, muy baja. La comunidad se debate en varias problemáticas, ¿no? Sin duda está la problemática económica, pero también están las otras, la judicial, la medioambiental, la del empleo, la educativa. Y parece que no son estas problemáticas aquellas que le preocupan cotidianamente a la gente común y corriente, a la que merece la preocupación de nuestros representantes nacionales; parecería que no es esta la agenda política parlamentaria que se discute todos los días y, por tanto, la distancia que cobran nuestros representantes nacionales con relación a la comunidad es cada vez mayor, ¿no? Y eso va en contra de nuestro sistema político y debilita la vida democrática de todo el país.

¿A qué apuesta el Movimiento Sin Miedo ahora?

El relanzamiento del MSM, su reorganización, su retorno al escenario político y a la pugna político-partidaria democrática tiene como razón principal esta ausencia que notamos en la propia representación político partidaria actual. No es que descalifiquemos a los partidos y representaciones políticas, pero es notoria su insuficiencia, su carácter cupular, su falta de vinculación con la comunidad, y por tanto el MSM resurge, renace para ser parte de esa representación, pero muy vinculado a la gente, a sus problemas, a sus aspiraciones. Esperamos que este sea el rumbo, contenido y las proyecciones del MSM, ser una representación verdadera de las inquietudes de la comunidad y que su accionar esté guiado para el encaramiento y solución de esas inquietudes.

¿Lo dice a nivel de elecciones generales o subnacionales?

La agenda política nos señala los desafíos. Estamos frente al desafío de las elecciones nacionales el próximo año. El próximo año tenemos elecciones nacionales y ese es el primer desafío que tenemos que enfrentar como MSM. Es probable que no lo hagamos de manera protagónica, que nosotros seamos parte de alianzas, acuerdos, para generar una opción vigorosa que permita desplazar los actuales esquemas gubernamentales y reemplazarlos por otros liderazgos que le ofrezcan mejores perspectivas para el país.

El primer desafío son, entonces, las elecciones nacionales. Seguramente vamos a participar en ellas como parte de acuerdos con otras fuerzas, con otras corrientes y liderazgos, y luego en 2026 vendrán las elecciones municipales, no solamente en La Paz, sino en todo el país, pero dependerá de nuestro primer desempeño, el nacional, la manera como encaremos este segundo desafío, que son las municipales.

Usted habla de “acuerdos con otras fuerzas”. ¿No es en líneas generales un llamado a la unidad de la oposición?

Yo no soy muy partidario de esas unidades abstractas que suponen que la unidad se va a dar con la reunión de todos los líderes políticos. Sí, hay que forjar alternativas que convoquen a la unidad de la población y que generen la unidad de la oposición y que, por tanto, sean portadoras de propuestas victoriosas.

“Hay que forjar alternativas que convoquen a la unidad de la población y creen unidad de la oposición”.

¿Tramitarán su sigla en el TSE o cómo participarán en las elecciones que se vienen?

No tenemos el tiempo para recuperar nuestra personería jurídica; eso supone libros, firmas, recursos, un desplazamiento en todo el país. No será  ese nuestro principal esfuerzo, sino el de fortalecer nuestra energía, nuestra presencia en La Paz y el resto del país, y con esa estructura, refortalecida, aunque todavía sin personería, ser tributarios, contribuyentes a una alternativa mayor, con otras fuerzas políticas, con otras corrientes y con otros liderazgos afines, similares al de nuestras propuestas.

¿Cómo ve el rol de la oposición política? ¿El rol del evismo frente al Gobierno?

Estamos en un momento de agotamiento de una propuesta estatal gubernamental como fue la propuesta del MAS el 2006, esa propuesta se ha desplegado en algunos momentos de forma positiva en el país, pero al cabo de más de 15 años se ha agotado, pero no solo se ha agotado, sino que está decadente.

¿Cómo ve la pugna entre Evo Morales y Luis Arce? ¿Es real?, ¿es inventada?

Es parte de la decadencia. No es una pugna inventada, es una pugna que deviene de lo que hoy es el MAS, más allá de su función y de su estancia gubernamental. El MAS es en este momento un partido decadente, una propuesta política agotada; el MAS en el Gobierno es un cascarón vacío, donde no se disputan principios, no se discuten lineamientos gubernamentales, sino donde se pone en tela de juicio la pugna por los cargos públicos. Ese es el contenido corto, pequeño, de esta división entre arcistas y evistas en el seno del Gobierno: no tiene ningún destino, ninguna de ellas da una posibilidad o alternativa al conjunto de la población.

¿Qué desafíos encara el municipio paceño?

Lo que noto como cualquier otro ciudadano paceño es que estamos caminando sin rumbo. Sí, están los problemas cotidianos, del tráfico, del medioambiente, del comercio informal, de la seguridad ciudadana, de la realidad hídrica compleja de nuestra ciudad. En fin, estos elementos que son parte de lo cotidiano en las gestiones locales, pero ¿a dónde está yendo la gestión como tal, teniendo en cuenta que tiene que resolver estos problemas, pero también que tiene que encaminar a nuestro municipio hacia un derrotero visible a mediano y largo plazo? Creo que esto es lo que se ha perdido, se ha diluido.

Entonces, La Paz ¿va por buen o por mal camino?

Ha perdido el rumbo. Estamos transitando en lo cotidiano, y eso es un círculo vicioso y estamos dando vueltas y no estamos avanzando, porque estoy con el sentimiento y convencimiento que se ha perdido el rumbo estratégico. No sabemos a dónde está yendo La Paz, y si no tenemos un norte metropolitano, un norte regional, si no somos un factor de integración del país, y de peso específico sobre el área continental que nos corresponde, no vamos a tener destino estratégico, ni ahora ni más adelante.

Este fue, además, debo decirlo, el logro fundamental de nuestra gestión durante una década. Fijamos para La Paz, para nuestro municipio, un derrotero, íntimamente vinculado a La Paz Metropolitana, a esta reunión de municipios con nuestra ciudad hermana de El Alto, con nuestros municipios hermanos de Laja, Achocalla, Viacha y Mecapaca.

“Ya no podría postular a un tercer período, lo que es bueno (...). Yo voy a ser promotor de la renovación”.

Planteamos la formulación de la región metropolitana, a pesar muy fuertemente de ejercer un peso muy fuerte, positivo, vigoroso en el país, para equilibrar, desde el occidente, la pujanza positiva que viene de oriente.

Para generar entonces mejores condiciones para la unidad y el desarrollo nacional, pero también para pesar desde occidente sobre el Pacífico central, sobre el Altiplano marítimo, sobre el norte de Chile y el sur de Perú; ese era el derrotero: una ciudad pujante, un centro de inversiones. El Alto como un gran parque industrial, La Paz como un lugar privilegiado de servicios públicos. El norte de La Paz como un lugar de desarrollo agropecuario y todo eso volcado al conjunto del desarrollo nacional y al equilibrio del Pacífico central.

¿Le gustaría volver a ser alcalde de La Paz?

Tengo impedimentos constitucionales. Hay una interpretación del Tribunal Constitucional en su artículo 168 de la Constitución, que da cuenta que los mandatos electivos solamente se pueden ejercer en dos períodos. Esto ha sido fabricado bien o mal para el expresidente Evo Morales, pero se aplica a todos los mandatos electivos.

Yo he sido ya durante dos períodos alcalde de La Paz, y una interpretación como la que está vigente da cuenta de que ya no podría postular a un tercer período, lo que es bueno, porque el MSM y mi persona, que está alentando al MSM, tiene como planteamiento básico la renovación de sus planteamientos, de sus propuestas, en un país que requiere nuevas visiones, la revisión de sus estructuras organizacionales, de las formas de relación con la comunidad y, cómo no, la renovación de sus autoridades, de sus candidaturas y liderazgos. Yo voy a ser promotor de la renovación.

PING - PONG

  • La Paz Mi ciudad, donde nací políticamente, donde quiero que se me recuerde.
  • Bolivia Mi país querido.
  • Plato favorito Chairo, incambiable.
  • Equipo de fútbol El Tigre.
  • Evo Morales Era una esperanza, hoy es una frustración.
  • Luis Arce Un presidente que no acaba de formular una propuesta para el país.
  • Iván Arias Un alcalde sin rumbo, no tiene visión de largo aliento para nuestra ciudad.
  • Luis Revilla Un muchacho, joven, que me sucedió en la gestión con gran ímpetu, pero luego tuvo dificultades.
  • Tuto Quiroga Un político inteligente, pero sin permanencia en la vida pública.
  • Carlos Mesa Un hombre de muchos valores, pero sin condiciones para ser la cabeza victoriosa de la oposición.
  • Luis García Meza Un dinosaurio, al que enterró la historia en Chonchocoro.
  • Luis Arce Gómez Otro espécimen al que enterramos positivamente con el fallo de 30 años.
  • 21F La reafirmación democrática, la retoma de la política en el sentido positivo en las calles, y algo fundamental, el protagonismo de los jóvenes en la vida pública
  • Elecciones 2019 Un momento de frustración, nos hicieron fraude, y por ello se salió a las calles. Un momento que no debe repetirse
  • Elecciones 2020 Intentamos reponer lo que había sido la elección anterior, sí, lamentablemente no hubo una alternativa victoriosa desde la oposición y también desde donde el MAS mostró su representatividad y fuerza, decadente pero todavía la tenía. Debe ser el último tiempo del MAS
  • Elección 2025 Un tiempo en el que podamos generar renovadas alternativas en la vida política nacional, al cabo de un largo periodo, caracterizado por el populismo, que devino en el populismo autoritario. No debe ser un retorno al pasado neoliberal y conservador pero tampoco debemos quedarnos donde estamos.